Desde nuestra mirada, los niños no se comportan mal porque quieren, sino porque no saben, o porque no pueden comportarse de otra forma. Por lo tanto, hay que enseñarles cómo comportarse. Están descubriendo qué está bien y qué está mal, y se están integrando en nuestro mundo, el cual está lleno de normas y reglas, no siempre claras y lógicas.