Los primeros años de vida de una persona son fundamentales tanto para el desarrollo de su personalidad como para su futuro en general, incluyendo cómo influirá en la sociedad presente y futura. Por lo tanto, es importante lograr una comprensión generalizada de la importancia de estos años en cada individuo. Cuando digo generalizado me refiero no sólo a los profesionales de la educación o de las ciencias neurológicas, sino también a las familias, los gobiernos, las corporaciones y un largo etcétera que engloba absolutamente a todos los que vivimos en esta sociedad.
La neuropedagogía se compone de tres ramas que explican el funcionamiento del sistema nervioso y el desarrollo humano en todos sus aspectos y cómo influye en la conformación de un nuevo ser humano desde el nacimiento. Estos son:
- La Pedagogía, que tiene infinidad de áreas de estudio y aplicación, pero en el contexto que ahora nos ocupa, se enfoca en explicar cómo dar a los niños y jóvenes los conocimientos necesarios sobre todo (y en este sentido me refiero a enfocarse no solo en la dominio cognitivo, pero también en el emocional, social, etc...) para poder desenvolverse en el mundo que les rodea.
- La psicología, que de igual forma tiene infinidad de campos de estudio y nos ayuda en nuestro contexto, comprender los efectos de todos estos estímulos en los humanos.
- La neurociencia, que, explicada de la forma más básica, nos ayuda a entender el sistema nervioso tanto estructural como funcionalmente.
La combinación de estas tres áreas da como resultado la neuropedagogía, que me gusta entender simplemente como la teoría de cómo aprende el cerebro.
Aprender
Este término es tan amplio que abarca todas las áreas de la vida que existen en la actualidad. Este tema está conectado con absolutamente todo lo que sabemos, con todas las ciencias existentes y con todos los sectores de la sociedad. No hay progreso sin aprendizaje y no hay aprendizaje sin comprensión.
El aprendizaje comienza con la recepción y asimilación de estímulos externos. Todo aprendizaje pasa por el proceso de adaptación, como explica el psicólogo, biólogo y epistemólogo suizo Jean Piaget. Adaptación de los estímulos que recibe la persona, mediada por dos procesos secuenciales y paralelos, pero sobre todo complementarios como son la asimilación y la acomodación.
El proceso de asimilación puede describirse brevemente como la forma en que las personas incorporan nuevos elementos a sus esquemas mentales preexistentes, lo que explica el crecimiento o cambio cuantitativo en ellos. El proceso de acomodación sería entonces el proceso por el cual el sujeto modifica sus esquemas (estructuras cognitivas) para acomodar nuevos objetos en esa estructura cognitiva.
Para tomar prestada una metáfora, podríamos decir que el proceso de asimilación sería permitir que los invitados entren en nuestra casa y el proceso de acomodación sería hacer ciertos cambios en nuestra casa para que los invitados se sientan más cómodos.
Dando un paso más allá, podemos entender estos dos procesos como un continuo de cambio, tanto dentro de la persona (por lo que los invitados nos piden o lo que cambiamos por los invitados) como fuera de la persona (como nosotros). Siguiendo con la metáfora, si somos unos anfitriones interesantes, seguramente nuestros invitados no quedarán indiferentes cuando salgan de nuestra casa y les habremos influido de alguna manera; de la misma manera nos han influenciado de alguna manera.
Este proceso de influencia mutua es lo que podemos definir como aprender y compartir en sociedad. Así es como el mundo sigue avanzando. Desafortunadamente, este intercambio de influencias no siempre resulta en algo positivo para ambas partes, pero a menudo puede tener efectos negativos, especialmente cuando nosotros y nuestros invitados somos tan vulnerables y sensibles como el cerebro en desarrollo de un niño.
Por ello, es nuestro trabajo como profesionales de los campos de la pedagogía, la psicología y las neurociencias tratar de encontrar la forma más óptima en la que este tipo de proceso constante pueda tener lugar en nuestras vidas.
Y para ello necesitamos trabajar directamente con los niños y jóvenes, pero también con las familias, las instituciones, las empresas, los gobiernos, etc., para que entiendan la importancia de este proceso y para que entiendan la mejor manera de llevarlo a cabo.
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