Las dificultades de aprendizaje son un problema que amenaza el bienestar y la autonomía del individuo, afectando aproximadamente al 10-15% de la población. Combinados con otras dificultades especiales del desarrollo, aparecen como síntomas individuales, cuyo trasfondo es una enfermedad solo en raras ocasiones (en menos del 1%).
Las investigaciones etiológicas extensas no son necesarias, pero el médico debe evaluar la necesidad de ellas en función de cómo progresa el aprendizaje y si la dificultad está asociada con otros trastornos del desarrollo o síntomas o hallazgos neurológicos. El tratamiento de las dificultades de aprendizaje es principalmente pedagógico, pero en algunos casos se cuestiona la rehabilitación médica o el tratamiento de drogas, y en los síntomas graves, se necesita la cooperación entre la escuela y la atención médica.
Las personas con problemas de aprendizaje suelen tener anomalías en el lenguaje y el desarrollo motor durante las primeras etapas del desarrollo, a partir de los dos años. Para que los problemas se aborden a tiempo, se necesita una estrecha cooperación entre la educación de la primera infancia y las actividades de asesoramiento y un foro común para abordar los problemas identificados junto con la familia.
Las dificultades de aprendizaje son un factor clave que amenaza el desarrollo y el futuro de un niño. Según muchos estudios, el bajo rendimiento escolar es uno de los factores de riesgo individuales más claros para el bajo éxito social, los trastornos de salud mental y la exclusión. Los problemas de aprendizaje afectan a pedagogos, psicólogos, trabajadores sociales, atención primaria de salud, pediatras, foniatras, neurólogos de niños y adultos, psiquiatras infanto-juveniles y otros psiquiatras.
Según la definición de discapacidades específicas del aprendizaje, se trata de trastornos que se manifiestan como dificultades significativas en la adquisición o uso de las habilidades de comprensión auditiva, expresión oral, lectura, escritura, razonamiento o matemáticas. No son causados por deficiencias sensoriales, discapacidades intelectuales, trastornos emocionales o falta de oportunidades de aprendizaje, condiciones psicosociales deficientes o trastornos en la regulación del comportamiento o la percepción e interacción social, pero pueden ocurrir junto con estos. Se considera que son causados por un mal funcionamiento del sistema nervioso central y pueden ocurrir a lo largo de la vida.
En la clasificación de enfermedades de la CIE-10 (1999) define los criterios diagnósticos en:
- Trastornos de la lectura - dislexia.
- Trastornos de la escritura - disgrafía.
- Trastornos de la aritmética - discalculia.
Otras dificultades neurológicas específicas incluyen:
- el trastorno por déficit de atención
- la disfasia
- la dificultad motora
- las dificultades de campo limitado en la interacción social.
El deterioro clínicamente significativo de la capacidad de aprendizaje, que se infiere del grado de severidad del trastorno en comparación con otros escolares, la presencia de síntomas previos, es decir, anomalías del desarrollo de la edad preescolar, trastornos adicionales y un cuadro sintomático que incluye anomalías cualitativas que no pertenecen al desarrollo normal, y el hecho de que la educación adicional no tiene un efecto rápido. Es decir,
- La dificultad no se explica por una perturbación más amplia del desarrollo intelectual, por lo que el estudio compara la capacidad de aprendizaje en un sujeto determinado con el nivel de inteligencia general del sujeto.
- El trastorno es del desarrollo y no apareció más tarde durante los estudios.
- Una discapacidad de aprendizaje no es causada por factores ambientales, como una escolaridad insuficiente.
- El trastorno no es un resultado directo de una lesión sensorial.
Los beneficios del reconocimiento temprano de las dificultades y la intervención son la prevención parcial de problemas con la rehabilitación, la prevención de síntomas secundarios, encontrar los métodos de aprendizaje correctos y opciones realistas con respecto a la asistencia a la escuela. Es importante considerar cuidadosamente el uso de nuevos métodos de detección y las medidas que se derivan de ellos también en el futuro. Estos no deben interferir con la vida familiar o debilitar la crianza de los hijos.
El conocimiento pedagógico y psicológico es necesario sobre todo en el estudio y tratamiento de las dificultades de aprendizaje, por lo que el papel de la escuela es primario y el de la atención sanitaria es secundario. Las dificultades de aprendizaje deben identificarse en preescolar, pero no después del primer grado; se dispone principalmente de métodos especiales de evaluación pedagógica. Las medidas pedagógicas para niños en riesgo incluyen, por ejemplo, una enseñanza mejorada de la lengua materna dirigida a aquellos con dificultades de lectura utilizando métodos demostrados por la investigación del aprendizaje, apoyo individual de un maestro de educación especial según sea necesario y, sobre todo, apoyo que protege la motivación y la vulnerabilidad en trabajo escolar para prevenir problemas psicológicos secundarios.
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