Los trastornos alimentarios son un grupo de trastornos caracterizados por alteraciones del pensamiento y la conducta en relación con la comida y el peso.

Estos trastornos se pueden considerar como una línea que va desde la preocupación normal por el peso y el aspecto físico al desarrollo total del trastorno, con grave peligro para la vida y alteraciones en todas las áreas del individuo (relaciones interpersonales, pensamiento, ánimo, funciones fisiológicas, actividad académica o profesional, etc.).

Tipos de trastornos alimentarios

Una persona con trastorno alimentario puede pasar a lo largo de su vida por diferentes tipos de conductas insanas y, con ello, por diferentes etiquetas diagnósticas, manteniéndose el núcleo de la preocupación patológica por la alimentación, el peso y la imagen.
 
Asimismo, cada cierto tiempo aparecen nuevas etiquetas de trastornos que comparten ese núcleo común de obsesión por la alimentación y la figura corporal.
 
Sin embargo, a nivel científico se ha demostrado repetidamente que más importante que la etiqueta diagnóstica es el análisis de los síntomas que presenta cada paciente.

Los diferentes síntomas que no encajan exactamente en ninguno de los cuadros aquí expuestos, pero que producen un deterioro en la vida de la persona como consecuencia de la preocupación mórbida por la comida, el peso y/o la silueta corporal, son diagnosticados como trastorno alimentario no especificado.

Anorexia nerviosa

Hablamos de anorexia nerviosa cuando predominan las conductas que limitan las cantidades, tipos de alimentos, formas de cocinado o número de comidas llegando incluso al ayuno.  Ello hace que la persona alcance un peso por debajo de lo normal o no crezca según lo esperado para su edad.
 

Es habitual que la persona se encuentre dominada por el miedo a aumentar su peso e incluso el deseo de seguir adelgazando, percibiéndose frecuentemente de una forma distorsionada.

Bulimia nerviosa

Hablamos de bulimia nerviosa cuando predominan los atracones acompañados de purgas: vómitos auto-provocados, abuso de laxantes…  Habitualmente se combinan con limitación de cantidades, tipos de alimentos o incluso ayuno en el período entre atracones.

 

La dificultad para detectar este grupo de trastornos es que suelen mantenerse en peso normal  y ocultan los síntomas por vergüenza. 

 

Es importante comprender que no es ni un defecto de la persona, ni tampoco es una “falta de voluntad”: es un trastorno complejo en el que se debe analizar el estado emocional de la persona, su autoestima, formas de relacionarse, estrategias de afrontamiento...

Trastorno por atracón

Hablamos de trastorno por atracón cuando el problema nuclear de la persona es la aparición de atracones. Un atracón es la ingesta de alimentos en cantidades excesivas con sensación de descontrol, generalmente en un limitado lapso de tiempo. En ocasiones, éstos aparecen al final del día como forma insana de manejar el estrés.
 

A diferencia de la bulimia nerviosa, no aparecen conductas de purga como los vómitos autoprovocados o el abuso de laxantes.

 

Es importante comprender que los atracones no es ni un fallo de la persona ni una “falta de fuerza de voluntad”: son un síntoma complejo que requiere un análisis profundo del estado emocional de la persona, su autoestima, formas de relacionarse, estrategias de afrontamiento.

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