¿Qué es la psicología de la adolescencia?

La adolescencia, al igual que la infancia, es una de las etapas del ciclo del desarrollo donde una persona experimenta grandes cambios a nivel físico, pero también cognoscitivo y socioemocional.

Características de la adolescencia

La etapa de la adolescencia es una fase clave en el crecimiento de una persona en la que se producen muchos cambios y, en la mayoría de casos, dudas e incertidumbres. A la metamorfosis corporal y la aceptación de esa nueva imagen hay que sumarle el desarrollo de la sexualidad, la creación de la identidad, personalidad y preferencias. Se genera una “revolución interior” caracterizada por:

• Deseo de soledad frente a la familia. Los adolescentes pueden sentirse incomprendidos dentro del ámbito familiar al percibir que no lo entienden o que no han pasado por la misma experiencia.
• Intentan romper los límites que les establecen sus padres. Sienten que quieren coartar su libertad y necesitan revelarse.
• Excesiva preocupación por el aspecto físico. Les preocupa su apariencia física y la moda. Durante esta etapa tienen sus primeras experiencias en el amor y el sexo, por lo que se esfuerzan en gustar y gustarse. La pertenencia a un grupo se hace fundamental en la mayoría de casos.
• Cambios en el estado de ánimo. Este continuo cambio y descontrol de emociones produce reacciones desmedidas ante cualquier discusión o problema por pequeño que sea.

La adolescencia es una de las etapas del desarrollo más complicadas y difíciles, tanto para la persona en cuestión como para las familias y los docentes. A veces hay que optar por el asesoramiento de un profesional de la Psicología para que ayude a sobrellevarla; también puede ofrecer pautas a las familias o al adolescente para solucionar conflictos concretos que puedan surgir.

Intervención psicológica con adolescentes

Durante la intervención psicológica, los adolescentes reciben apoyo emocional para que sean capaces de resolver conflictos con otras personas, entender sus propios problemas y emociones, así como generar nuevas respuestas ante sus conflictos internos.

Por un lado, la intervención puede ser específica por ejemplo, centrada en cambios en el comportamiento o mejora de las relaciones con los amigos o con la familia y, por otro, puede llevarse a cabo desde un abordaje más generalizado. Por ejemplo, para reducir la ansiedad o bien fomentar la autoestima. La duración de la intervención depende de la complejidad y gravedad de la situación del adolescente (será valorada por el profesional en todo momento).

Claves para comunicarse con adolescentes

Dada la complejidad de esta etapa, por las crisis que sufren los adolescentes fruto de los continuos cambios y la novedad que para ellos suponen estos, es necesario tener en cuenta las siguientes claves para comunicarse de forma óptima y evitar conflictos:

• Permitir que exploren. A lo largo de esta etapa definen su personalidad, preferencias y amistades. Es necesario comprender que cambiarán de opinión y gustos de forma constante. Durante la intervención psicológica, se emplea como una herramienta de empoderamiento para que el menor trabaje su autoconcepto.
• Escucha de forma sincera. Se debe fomentar la expresión de sus pensamientos y emociones evitando juzgar, corregir o criticar cuando expongan algún conflicto o situación que les preocupa. Por ello, en las consultas psicológicas, aunque el adolescente acuda acompañado por sus padres, la atención debe de estar centrada en él, que explique su percepción y cómo se siente.

• Aceptar su criterio. Dejar que tomen sus propias decisiones siempre y cuando no supongan un peligro, aunque sean gustos o pensamientos diferentes deben de aprender a elegir y equivocarse. Este aspecto se puede trabajar con las familias si, por ejemplo, surgen conflictos de convivencia por el comportamiento del adolescente.
• Pedir disculpas. Si los padres observan que han cometido algún error hay que pedir disculpas y que el adolescente aprenda que no pasa nada por equivocarse y rectificar; esto ayudará a que vaya madurando.

Es muy importante que el adolescente se sienta acogido por el profesional, comprendido y que perciba que va a ayudarle a entender y expresar mejor sus emociones para sentirse mejor con él mismo. El psicólogo deberá tener en cuenta las necesidades específicas del adolescente aunque también consiga encajar algunas demandas de los progenitores. Trabajar la relación intrafamiliar genera un clima de confianza y respeto y, además, se fomenta la autonomía. Esto hace que se establezcan así las condiciones necesarias para que los adolescentes avancen de forma exitosa a una nueva etapa del desarrollo.

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